Gustavo Rojas, artífice de la radio heroica en Venezuela
Cuando Thomas Alva Edison ni siquiera soñaba con el perfeccionamiento de su receptor de radio, y la capital venezolana apenas captó el debut y la despedida de Ayre para luego estrenar la 1 Broadcasting Caracas o 1BC, un sorprendente suceso ocurrió en Guatire el 3 de mayo de 1932.
Por vez primera en el país se construye y hace funcionar un equipo radioemisor. El privilegio de la hazaña le correspondió a la villa guatireña y a su intrépido hijo Gustavo Rojas. De este modo La voz del éter irrumpió el espectro radioeléctrico y Guatire acunó el genuino nacimiento del arte y la industria de la radiodifusión en Venezuela.
Pocos vecinos tuvieron la dicha de sintonizar La voz del éter porque no todos poseían un radiorreceptor. Recién comenzaba la fiebre de la radio con el costoso heterodino o, como contraparte, apareció después una económica alternativa para los menos adinerados: el popular radio de galena.
Desde su casa de habitación en la Calle Real, al lado del fondo de comercio de Pedro García Guillén & sucesores nombrado El Cañón, el joven Gustavo Rojas, uno de los hijos del alpargatero del pueblo don Trino Augusto Rojas García, se hallaba modulando el curioso artefacto de su propia fabricación que emitía la señal.
La fidelidad del sonido de La voz del éter proveniente de aquel emisor artesanal no guardaba diferencia alguna con la de la 1 Broadcasting Caracas, 1BC, que fluía del sofisticado equipo de marca comercial y patente industrial estadounidense, RCA Victor, adquirido por el empresario William H. Phelps.
A casi nadie parecía importarle sin embargo el mérito del hijo del alpargatero que de manera ingeniosa, original y hasta milagrosa, había construido en Guatire aquel aparato emisor de ondas electromagnéticas cuando Caracas todavía no contaba con un surtido de piezas para este extraordinario propósito.
El triunfo del ingenio de Gustavo Rojas sobre el capital de William H. Phelps solamente se atrevía a reconocerlo su paisano, también industrioso, Carlos Enrique Lander cuando celebraba los chistes de Manuel Ángel Rojas “Rojitas” y las narraciones de Isidoro García “Cubano” por La voz del éter.
De aquellos locutores –o speakers como ellos se titulaban– recordaba el anuncio de “Cubano”: “Por una fina cortesía de los calientes y crujientes chicharrones de Benito Salinas (mi abuelo, padre de Justo Benito Blanco), allá en su pulpería El Calvario, vamos a informar a ustedes la alineación de Guatire BBC integrada por los jugadores Ladislao Orta, Sixto Istúriz, Obdulio Gil, Julián Muñoz, Ricardo Antonio García, Antonio Freites, José Luis León, Miguel Gil…”.
La genialidad de Gustavo Rojas transformando objetos atípicos en instrumentos y soportes electrónicos, como micrófono, chasis, bobina, antena, entre otros, no tenía comparación.
Valiéndose de diversos desechos de metal y de madera, por ejemplo, usó carretes de hilo de coser como aislantes y soportes. La bobina la elaboró enrollando alambre de cobre sobre un pote de avena en hojuelas –de la marca comercial 3 Minutos– que después protegía con laca o barniz. El micrófono a carbón –cápsula y membrana– lo fabricó utilizando un envase metálico de magnesia calcinada en polvo –de la marca comercial El Peregrino– que posteriormente introducía en una ponchera para optimizar la acústica. Y hasta un tallo de yagruma o yagrumo –árbol de madera larga y floja– lo empleó como el mástil de la antena transmisora.
Carlos Enrique Lander repetía a vox populi que Gustavo Rojas era “un fenómeno de la radiotelefonía”.
Las audiciones de La voz del éter fueron de corte musical, deportivo y humorístico, esencialmente. El personal que dio vida a la programación fue conformado por Julián Tovar, Vicente Lombano, Pedro Grippa, Eloy Terán, Manuel Ángel Rojas “Rojitas”, Isidoro García y Quintín Vicente González, entre otros.
El aparato le fue presentado al entonces Presidente de la República, Juan Vicente Gómez Chacón, en la residencia presidencial de La Playera, en Macuto, donde se hizo una transmisión. No obstante el resultado satisfactorio de la demostración, que el dictador personalmente logró corroborar, su respuesta fue tajante y desalentadora:
–¡Ajá! Me parece muy bueno el invento. Pero eso no lo van a continuar porque es muy peligroso. Puede caer en manos del enemigo.
Así fue silenciada La voz del éter. La truncó el infortunio de un futuro conducido en dirección opuesta a las agujas del reloj por un autócrata cuya ambición convirtió al país en su hacienda personal.
Con sobrada justicia, esta breve historia ha de inferir a La voz del éter como la singular pionera de la radiodifusión venezolana, y al genio del electrón Gustavo Rojas como su verdadero artífice y protagonista.
Gustavo Rojas, La voz del éter, Isidoro García “Cubano” y el béisbol
Es sabido que detrás de cada gran conquista hay una valiosa, oculta y desconocida cifra de héroes y heroínas, y la ciencia y la técnica no son la excepción. Uno de esos dignos propulsores, que acaso ni muerto ha alcanzado la humana y material justicia por el mérito a su ingenio y esfuerzo, es un audaz guatireño de nombre Gustavo Rojas.
En la alborada de los años 30
Al pueblo había llegado el primer radiorreceptor y tocadiscos: un portentoso radio-victrola RCA Victor adquirido por don Leopoldo Bertrand. La céntrica casa de los Bertrand Guarenas se veía concurrida de parroquianos eufóricos por las maravillas sonoras que recién conocían a través de aquel aparato. Dispuestos a entretenerse, todos a una acercaban la oreja al extraño comunicador, oyendo la 1BC.
La 1BC (1 Broadcasting Caracas) emitía sus programas desde los altos del edificio de El Almacén Americano, de Palma a Municipal, céntricas esquinas de la capitalina parroquia Santa Teresa.
En 1930 se realiza en Guatire un interesante torneo relámpago de béisbol entre los equipos Pacairigua, Guatire, Royal Criollos y Venezuela. Las figuras del Royal Criollos, team de la populosa barriada caraqueña de Sarría, eran asiduas visitantes a esta población. Aníbal Rodríguez, Nieves Rondón, Luis Manuel Giannoti, entre otros, gustaban de la contagiosa alegría de los guatireños.
Hacia 1931 con ocasión del Campeonato de Primera División, símil de la competencia anual de béisbol profesional de ahora, la 1BC inicia la primera transmisión de esta naturaleza con su speaker deportivo Ernesto Ballester hijo. En él participan Santa Marta, de La Guaira; Latino, de Valencia; Royal Criollos y Magallanes, de Caracas, específicamente de Sarría y Catia en orden respectivo.
El 3 de mayo de 1932 es inaugurada La voz del éter, radioemisora de Gustavo Rojas, cuya función es calificada de “no conveniente” por la férrea autocracia venezolana.
Isidoro García “Cubano”, speaker deportivo de La voz del éter, narra en su inconfundible estilo las incidencias entre los rivales del patio, Pacairigua y Guatire, a quienes nuestros músicos populares Juan de Jesús Ibarra, por un lado, y Antonio Machado, por el otro, componen las guasas que interpretan sus bandas musicales y corean los fanáticos de cada equipo.
La rivalidad deportiva aquí se mezcla con la camaradería.
Muy animados por sus porristas, Pacairigua BBC y Guatire BBC, salen al terreno de juego. En un alegre espectáculo artístico y deportivo. Con letra y música de Antonio Machado se comienza a oír una estrofa…
“Pacairigua come chivo,
Guatire come jamón,
de Petare para abajo
Guatire siempre campeón”.
Andrés Blanco Delgado